Me imagine un mundo de colores donde reina la armonía, me imagine todo aquello que una vez quise en la vida. Pero sencillamente solo estaba en mi mente, en mi mundo lunático y paralelo, imaginaba ciudades de papeles y murallas de seda, para el que quisiera derrumbarla se deslizara por ella.
Todo era bello, todo era hermoso. No había una pizca de dolor ni llanto, era la ciudad mas hermosa que podría haber visto... pero todo estaba en mi cabeza, yo era parte de ella, yo era parte de ese mundo desconocido, tenia mi nombre grabado en ella, y no quería salir. No aun. Quería quedarme para siempre, no quería volver a la realidad, me sentía extasiada, vacía y diminuta.
Lo único que podía afrontar era que no estaba sola allí, alguien mas habitaba en ese mundo, alguien que se escondía tras las sombras, al parecer cuando me escucho sollozar vino hacia a mi, me abrigo con sus cálidos brazos, y sonrió. Yo sonreí. Entonces, las luces de los edificios empezaron a brillar, y la luna daba su resplandor, las estrellas se hicieron presente y el frió invadió mi espacio.
El, el nunca se separo de mi, se quedo allí sentado en el frió pasto de aquel parque, y ambos miramos el cielo, hallando una esperanza para lograr olvidar este mundo. Para olvidar
que nos conocimos y sobre todo. Para volver a despertar y olvidar todo aquello que habito en mi mente una noche.
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