Por si tienes un mal día

A veces las nubes se ponen bastante grises, la brisa es fuerte y el sol parece estar bajo mil capas de oscuridad. Entonces pensamos que la vida va mal, que las cosas se siente extrañas y nos sentimos terribles, amargados. Hay tantas pequeñas cosas que causan un gran impacto en nosotros; algo tan simple como un saludo puede arruinar nuestro día. Que algo nos haga sentir inútil, decepcionado, algo como sacar una mala nota, escuchar algo doloroso, o verlo… Pero es importante tener algo presente: Siempre se puede estar peor.

Personalmente, siempre que estoy a punto de caer me recuerdo que mis padres están vivos, que tengo educación, un techo sobre mi cabeza, un plato de comida mínimo una vez al día, dinero en mi bolsillo y personas que me quieren. Es tan simple como eso. Luego de pensar así, me siento dramática y busco soluciones a mi mal día. Por eso, si estas teniendo un mal día, sonríe, ¡estás vivo! Dios te ha dado una oportunidad para vivir un día más, y darles las gracias por eso. A menos que quieras estar muerto, pero entonces la solución es muy simple: morir.

No hay que tener malos días, ni mala vida. La mayoría de nuestros grandes problemas los podemos resolver nosotros mismos J La vida es amarga, eso es claro, y poner buena cara es difícil, pero podríamos ahorrarnos muchos disgustos si lo hiciéramos de vez en cuando. Sonríe, aquí hay una personita que valora muchísimo que leas estas palabras y que estés vivo y que puedas respirar (eso espero). Aquí hay alguien en quien puedes confiar, con quien puedes desahogarte y quejarte de lo duro que es el mundo. Aquí hay una niña que no te va a juzgar, ni criticar, ni ignorar. Aquí hay alguien, probablemente muy lejos de ti, que hará lo posible porque te sientas acompañado.