Escapes.

Somos criaturas reprimidas. Por nosotros, por ellos, por el… Buscamos escapes en todas partes, lugares donde descansar, hogares. No nos culpes por buscarlos, no queremos ser depresivos, pero simplemente no podemos más… Mis escapes son las letras, como estas que ves ahora, los libros, como aquellos que se acumulan en mi estantería, el café, como aquel que me mantiene despierta las noches… Quizá me gusta disfrutarlos, porque su belleza es tan simple, tan sencilla, que me hace olvidar lo compleja que es la vida real. Queriendo evitar lo inevitable, queriendo omitir aquello que siempre estará ahí, porque no importa cuántos escapes tengas, siempre despertaras y continuaras aquí, enfrentando lo que sea que debas enfrentar.

¿Te da miedo la oscuridad? Los demonios que te acosan no son tan malos como los vivos que te acusan. Mis miedos son escapes, el temor es una emoción fuerte, tan fuerte que te hace quedar ciega. Es un silencio ensordecedor, suena tonto quejarme, pero es inevitable para mi. Siempre surgirán más quejas de mi mente, siempre nacerán nuevos miedos en mí ser, siempre tendré cosas que las que escapar y siempre contare menos escapes. Dormir, escuchar música, ver series sin parar, leer hasta que se me cierren los ojos. Quedarme en cama, mirando el techo, pensando cualquier cosa menos en lo que está fuera de mi habitación. Dejar caer palabras sin sentido, esperando que alguien las lea. Un escape frente al rechazo inminente, la inseguridad latente y el odio hacia nosotros mismos.